Muchos recuerdos se agolparon en mi mente.
Recuerdos de juventud. Recuerdos de la fiesta del cerro de San Miguel.
En aquella época las jóvenes nos reuníamos para subir al cerro.
Todas las mañanas cuando el sol aún no salía nos encontrábamos.
Veíamos el amanecer desde arriba.
Hoy la fiesta del Huey Atlixcayotl continúa.
La mezcla de lo religioso con lo pagano sigue vigente.
Más danzas se han sumado.
11 regiones etnogeográficas de Puebla que representan a los pueblos indígenas.
Nahuas, otomíes, totonacos, tepehuas, popolocas, mixtecos y mazatecos mezclados con la población mestiza, se suman a la fiesta. Los anfitriones los solareños y las chinas atlixquenses.
Hoy sentada al lado de las autoridades, disfruté recordé, volví a vivir mi época de juventud.
Pero un grito salido de la multitud que se congrega en la plazuela dio cuenta de un nuevo momento.
¡Arriba las mujeres! Gritó una voz masculina cuando se dio cuenta de que uno de los danzantes de los voladores que llegaron de Huauchinango era mujer, recordé entonces que hace muy pocos años fue permitido a las mujeres participar en la danza de los voladores.
Y la voz de una mujer presentando la danza de los Huehuentones.
La voz de una mujer que un día antes fue nombrada Xochicíhuatl “Mujer Flor” originaria de Mazatzongo de Guerrero, en la sierra negra poblana.
En su presentación señaló que solo habían venido de su pueblo hombres a danzar ya que todavía seguían esperando un mejor momento para las mujeres de su pueblo.
Ojalá que esas mujeres el próximo año lleguen con sus hombres a danzar al Huey Atlixcayotl ya que con ello sabremos que les llegó ese mejor momento que hasta hoy siguen esperando.
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