Dos problemas fundamentales está viviendo nuestro país y por ende el estado de Puebla: el de seguridad que en esta semana alcanzó niveles inimaginables porque ya no solo se trata de guerra entre bandas de la delincuencia organizada o de estas en contra las instituciones, sino ha llegado ya a la población civil; y, sin duda el otro de no menor importancia que el anterior que ha alcanzado ya el nivel de crisis alimentaria.
Comentaré en esta entrega el segundo de ellos, ya que preocupante resulta para las familias poblanas la situación económica que en los últimos meses se ha acrecentado y que está afectando a la economía familiar.
Las alzas en los precios de las gasolinas y el diesel que solo en este mes han sido tres y que en voz del propio secretario del ramo del gobierno federal panista continuarán ahora semanalmente influyen necesariamente en el alza de los precios de todos los productos. Y en materia alimentaria está llegando ya a una crisis.
El fallido intento del gobierno federal panista de congelar precios en “productos básicos” que seguramente entre otros factores fracasó porque los productos enlistados en la propuesta del gobierno federal incorporaba productos que no son por mucho considerados como básicos en la población -no olvidar que se enlistaron 24 alimentos procesados dejando fuera a los verdaderos productos de la canasta básica- resultaba obvio que esos “pactos” suscritos para frenar el incremento de precios en los alimentos fracasaran. Y ahí están los datos que revelan que los productos de la canasta básica aumentaron su precio -solo durante la primera mitad del 2008- un 45%.
Los productos que mayores incrementos han tenido son justamente los que forman parte del consumo de la mayoría de los hogares mexicanos, aceite, grasas comestibles, pan, tortillas, leche, carne, arroz, etc.
Si hacemos un análisis comparativo de la relación del gasto en alimentos con el ingreso monetario en los hogares encontramos que en hogares con ingresos bajos se destina el 70% del ingreso a la compra de alimentos, los de un salario mínimo destinan la totalidad de su ingreso en alimentos; en cambio en los hogares con ingresos altos se destinan 12.66% a este rubro y aquellos que perciben mas de ocho salarios mínimos asignan el 19% en la compra de alimentos (Datos del Centro de Información, Documentación y Análisis de la Cámara de Diputados).
De ahí que la población afectada en México por estos aumentos de precios asciende a 24 millones 250 mil 041 mexicanos según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.
Incluso el Banco de México ha señalado que de enero del 2006 a mayo del 2008, el salario mínimo general tuvo un incremento del 7.90 %, en cambio el nivel general de precios aumentó 9.83%, de manera que la pérdida del nivel de compra fue de 1.93%.
El gobierno federal panista en su programa nacional alimentario, habla de producir 195 millones de toneladas de alimentos; claaro, el documento señala: “si las condiciones del clima se desarrollan con normalidad” sin embargo, las deficiencias en la política agrícola y en los apoyos para la producción alimentaria están a la vista; la entrada masiva de artículos básicos a nuestro país termina por destruir a los productores rurales tradicionales, la eliminación de aranceles, si a ello le sumamos el incremento en los insumos que utilizan los productores como fertilizantes, semillas etc., que han presentado incrementos de mas del 100% etc. define claramente que solo este tema, merecería una atención especial del gobierno federal.
En cifras oficiales en México hay 45 millones de pobres de los cuales, 14.4 millones viven con pobreza alimentaria; si la FAO ha recomendado como medidas a corto plazo ante la crisis alimentaria, la protección al consumidor y el apoyo a la agricultura familiar, está claro que en nuestro país, el gobierno federal panista no las ha tomado en cuenta.
Correo electrónico:
[email protected]