1. Contexto y Marco Referencial.
Los propósitos del crecimiento económico y el desarrollo sustentable son paradigmas que representan un dilema de la mayor importancia que habrá que resolver desde todos los ámbitos del quehacer público, académico, social y legislativo. ¿Más progreso a costa de todo?
La década de los 50 y 60 del Siglo XX, evidenciaron la crisis ambiental generada por concepciones puramente desarrollistas.
Diversos esfuerzos desde ese entonces, para encontrar soluciones, ha realizado la comunidad internacional, entre otros podemos señalar:
• La Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano de Estocolmo en 1972.
• El Informe “Nuestro Futuro Común” de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU que planteó la definición general del desarrollo sustentable, para enfrentar las contingencias ambientales y los problemas del desarrollo social, como parte de una sola crisis.
• La conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, celebrada en junio de 1992, que entre otros instrumentos generó un Plan de acción mundial denominado AGENDA XXI.
Destaca en la Agenda XXI el compromiso de las naciones participantes, de incorporar a las legislaciones el principio de “la Planificación del Desarrollo Sustentable”.
2. Presentación del caso.
Desde su consagración universal en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, el concepto de sustentablidad y/o de desarrollo sustentable ha sido adoptado y adaptado, por innumerables especialistas, servidores públicos, académicos, e incluso políticos que utilizan este tema como botín electoral. Esto ha llegado incluso a desgastar su relevancia y trascendencia para la viabilidad de las sociedades.
¿Qué hacer entonces con el desarrollo sustentable? ¿Es aún un concepto rescatable? ¿Vale la pena intentar generar una versión legítima?, expresa David Barkin, en su ensayo “Riqueza, Pobreza y Desarrollo Sustentable”.
Existen dos caminos a escoger, la riqueza a pesar de todo o el desarrollo con la sustentabilidad del entorno.
La riqueza que puede suponer el aprovechamiento de los recursos naturales, no viene sólo de la eventualidad de su utilización inmediata, sino de la posibilidad de aprovecharlos a largo plazo de forma sostenible y garantizando su permanencia.
En el Estado de Puebla por ejemplo, existen siete regiones socioeconómicas, unas producen la mayor parte de la riqueza estatal y el resto se integra de forma inequitativa a la evolución social.
Las regiones urbanas concentran tres cuartas partes de la población mientras que las zonas rurales solamente una cuarta parte, lo que se traduce en altas concentraciones de contaminación por actividades productivas en las zonas urbanas y un aprovechamiento irregular en las zonas rurales, entre otras cosas, por no aplicarse eficientemente tecnologías para la explotación sustentable de los recursos.
3. Propuesta Específica.
Por lo anteriormente señalado se propone a esta Mesa de Trabajo, impulsar para su adopción por las Legislaturas Estatales, diversas modificaciones legislativas en materia de planeación, ecología, desarrollo o fomento económico, entre otras, para contemplar los siguientes principios:
• Supeditar las políticas y los programas sectoriales de los gobiernos estatal y municipales al aprovechamiento racional de los recursos naturales y a la protección de equilibrio ecológico, propiciando su articulación interinstitucional con la Sociedad Civil de manera efectiva.
• Subsanar la carencia de investigaciones científicas y tecnológicas encaminadas al apoyo de las actividades económicas y comerciales que generen crecimiento, desarrollo y empleos, para utilizar tecnología limpia que contribuya con el mantenimiento de la calidad ambiental y de los ecosistemas.
• Considerar la incorporación de asignaturas de protección al ambiente en los sistemas educativos estatales, para reforzar la construcción de una cultura a favor de la sustentabilidad, desde la niñez, preferentemente.
• Fomentar la creación de “fondos ambientales” para estudios encaminados al fomento de las actividades que brinden empleos de calidad sin deterioro sustantivo del ambiente y/o recursos, así como para estimular a quienes atiendan la sustentabilidad en las actividades industriales, económicas y productivas.
• Promover la formación de alianzas estratégicas donde participe más activamente la iniciativa privada, organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles, organizaciones internacionales y fondos gubernamentales con las autoridades, para alimentar la confección y ejecución de políticas públicas y programas estatales y municipales que respeten el entorno sustentable.
4. Conclusión Final.
La evaluación del impacto ambiental, en el diseño de las obras, en el impulso al crecimiento económico y en el fomento al desarrollo, incluso en las actividades de interés privado, es un elemento insustituible que debe ser incorporado por mandamiento de Ley, al complejo proceso de la planificación en los tres niveles de gobierno.
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