Más allá de un discurso de conveniencia y de coyuntura para incidir en la agenda mediática sobre la pertinencia de homologar elecciones, el tema de las juntas auxiliares tiene que verse con seriedad, con él animo de llegar a soluciones de fondo, para que sean en la realidad entidades de gobierno, que tengan en los hechos la facultad de “auxiliar” a la autoridad municipal en su demarcación y no se queden en simples figuras decorativas que se utilizan con fines electorales y de grupo.
El caso de la capital del estado es significativo, encontramos dos realidades completamente opuestas.
Por un lado, aquellas juntas auxiliares que han sido absorbidas por la mancha urbana, en la que la mayoría de los ciudadanos no distinguen o ni siquiera saben que existen como entidad administrativa de gobierno.
En el otro extremo, encontramos aquellas comunidades alejadas que en su mayoría registran niveles importantes de marginación; una vida rural muy diferente al concepto urbano de la gran metrópoli angelopolitana, en donde los presidentes auxiliares se convierten en el referente de autoridad más cercano, para el establecimiento del orden y la gestión de sus problemas inmediatos.
Lo importante entonces es ir al fondo del análisis, de revisar la viabilidad de mantener esta figura administrativa en aquellos casos donde, por la urbanización, parece ya no tener razón de ser y, por el contrario, en donde esté completamente validada, buscar los mecanismos para darle fortaleza en el manejo de recursos y ampliando algunas de sus facultades.
En esta tarea tenemos que participar los interesados: el Congreso local, el Ejecutivo estatal y los municipios, en una tarea conjunta en la que se plantee con un objetivo único: mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, dejando a un lado las posiciones partidistas y las actitudes protagónicas que sólo son de coyuntura para buscar reflectores, como hoy se han hecho evidentes.
El tema de las juntas auxiliares se tiene que ver como un todo integral, con visión de futuro sobe las perspectivas de crecimiento y planeación urbana de nuestra capital y de nuestras ciudades medias en el interior del estado, porque finalmente no se trata de un instrumento de carácter electoral, sino de una entidad que tiene como objetivo primario apoyar las acciones que los ayuntamientos llevan a cabo en beneficio de sus gobernados.
Los ciudadanos quieren la solución de sus problemas inmediatos: servicios públicos, obras en sus comunidades, programas que les ayuden a revertir sus carencias, mejorar las oportunidades de educación y desarrollo para sus familias; en resumen, elevar sus expectativas de vida. No quieren más estructuras burocráticas o propuestas de reingeniería electoral con tintes partidistas.
*Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado
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