El arranque del tercer periodo ordinario del Congreso local abre una serie de trabajos en materia legislativa que tienen como finalidad ir avanzando en la agenda a la que nos comprometimos como diputados, con el firme propósito de ofrecer resultados que se traduzcan realmente en mejores condiciones para la gente.
Es por ello que entre varios aspectos que habremos de analizar se encuentran las leyes de Ingresos y de Egresos para el Estado en el 2010, así como la de los 217 municipios, en donde necesariamente se tiene que privilegiar el uso de los recursos públicos con criterios no sólo de eficiencia, sino de prioridades, ante el escenario de austeridad que vive el país.
Hoy, las finanzas públicas municipales no sólo en México sino incluso en América Latina se ven influenciadas por el impacto de la crisis económica mundial, además de inercias que son inevitables como la descentralización, la modernización, la apertura, la demanda de participación, la migración, el desempleo y la pobreza.
Estos factores, sin duda se han traducido en situaciones de crisis en los municipios que se puede resumir en el incremento desmedido de demandas ciudadanas y, al mismo tiempo, incapacidad financiera para poder hacer frente a esos reclamos.
Es por eso que en el análisis debemos considerar dos premisas fundamentales en las finanzas públicas municipales: Por un lado, que el bienestar comunitario es directamente proporcional a la solidez y al desarrollo administrativo e institucional de los gobiernos locales y, por el otro, que los Ayuntamientos tienen la capacidad de promover la transformación de su entorno a través de proyectos sustentados, alianzas y mecanismos de gestión adecuados.
De esta manera, el gran reto de los gobiernos municipales está en avanzar en tres rubros considerados como prioritarios: Eficiencia, que implica el uso intensivo de sus recursos, la buena administración y una mejor rendición de cuentas; la eficacia que se traduce en logros e impactos su seguimiento y los ajustes que los mismos requieren; y la legitimidad que implica la participación el diálogo, la negociación y la transparencia.
No hay otro camino, es una realidad de la que no podemos hacernos a un lado ante una economía recesiva, las finanzas públicas constituyen el medio principal para que el municipio consiga mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, bajo la premisa de que un municipio ordenado, eficiente y austero puede convencer a la comunidad de aportar lo suyo.
Ahora bien, como decíamos, los Ayuntamientos -por las circunstancias económicas de todos conocidos- han visto reducidos sus presupuestos, de ahí que el reto fundamental consiste en evitar el gasto en temas no prioritarios, disminuir el gasto corriente y promover la inversión, evitar el déficit presupuestal, la ineficiente aplicación, las fugas y los desperdicios.
Cierto es que nunca habrá recursos suficientes para atender todas las necesidades y demandas, pero también lo es que el recurso disponible debe destinarse efectivamente de forma que satisfaga las demandas de la mayoría y las necesidades más apremiantes.
Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado
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