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Artículos de Opinión
Autor: María del Rocío García Olmedo
Tema: El Presidente “Predicador”.
Fecha: 30 de Junio de 2009
Partido Político:
 
Ahora resulta que según el presidente de la República no creer en Dios es factor para que la juventud sea drogadicta. La semana anterior, en la ceremonia donde se conmemoró el Día Internacional contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, nuevamente el presidente del gobierno federal panista, arremete contra el Estado laico. Como lo hizo en el mes de enero de este año, entre evocaciones a María Guadalupe, San Juan Diego y San Felipe de Jesús, “su santo patrono” -así lo comentó en su mensaje en el encuentro de familias- donde reivindicó a los “mártires de la persecución” y se declaró “preocupado” por el aumento de divorcios que, resaltó, están “regidos por la legislación civil y propician la desintegración o reintegración familiar, que a su vez están vinculadas a la proliferación de individuos que recurren a la violencia”.

Una vez más al presidente “predicador” se le olvidó la historia de nuestro país, el proceso que los mexicanos vivieron con las guerras de Independencia y de Reforma, con las intervenciones extranjeras, justamente en este año en que estamos cumpliendo 150 años de la Reforma Liberal en México. Especialmente se le olvida que la reforma liberal puso un límite a la influencia de la iglesia, en la que muchos mexicanos perdieron la vida, pero, que al final, una norma jurídica estableció la igualdad ciudadana, más allá de dogmas, prejuicios y chantajes; sin embargo como lo documentan algunos historiadores a mediados del siglo XX, Martín Luis Guzmán decidió publicar “Necesidad de cumplir las Leyes de Reforma” y, nuevamente pero en el siglo XXI, esa misma institución se resiste a abandonar la política, medra con la oportunidad que le da algún político y vive sorda y ciega a los escándalos sexuales de sus ministros, sus delitos y su impunidad, por cierto, estos sacerdotes que cometen estos delitos, creo que sí creen en Dios. El presidente de la República Felipe Calderón convertido en “predicador” ha venido violentando una y otra vez al Estado laico, según él las condiciones sociales hacen que la juventud se convierta a las drogas y me pregunto ¿Cuáles son las acciones de su gobierno para impulsar otras condiciones sociales que den oportunidades a la juventud?.

Insiste el presidente en que “la falta de asideros trascendentes como es que los jóvenes no creen en Dios, porque no lo conocen, es caldo de cultivo para las adicciones”. Señala también que la delincuencia se debe a la falta de valores familiares, ya que un gran porcentaje de personas que mueren en enfrentamientos entre grupos criminales en México son jóvenes que están “totalmente desarraigados de un núcleo familiar” y entonces ¿Cuáles oportunidades de empleo esta generando su gobierno para evitar que los jóvenes se desarraiguen de sus núcleos familiares? En 1860, Juárez, presidente interino constitucional, promulgó quizá la más importante de las Leyes de Reforma, la de Libertad de Cultos. Si con todas las leyes promulgadas en 1859, el gobierno liberal había establecido un espacio laico para la legalidad como norma de convivencia al disolver la amenaza del Estado dentro del Estado, se abrió el camino para la tolerancia y la convivencia al separar lo público de lo privado.

En la evolución política de toda sociedad, esa separación entraña la maduración de la convivencia; deja al imperio de lo personal en el que el hombre es soberano sobre sí mismo, e implica respetar el otro ámbito, donde se comparten espacios, derechos y obligaciones, y eso fue el mayor logro de esa norma. Juárez afirmaba que la creencia religiosa y su práctica son manifestaciones de un derecho natural del hombre sinmás límites que los derechos de terceros y las exigencias del orden público. Al reducir a la Iglesia católica a ser una más de todas las posibles, se abrió una época dorada para la libertad individual y un momento de particular respeto entre el orden material y el espiritual, escribía recientemente el Dr. en Historia Fernando Serrano Migallón, en diversas colaboraciones en Excelsior. En su mensaje el presidente predicador Calderón se atrevió también a mencionar: “Ante los problemas y las amenazas de nuestro tiempo la respuesta es la caridad…” y recordé automáticamente algunas lecturas cuando Juárez publicó la Ley de Secularización de Hospitales y Establecimientos de Beneficencia “crear nuevas instituciones a través de implantar valores civiles y laicos por encima de los dogmas religiosos y sus instituciones sectarias, al retirar de manos de la Iglesia una ingente cantidad de recursos y privarla de un mecanismo de sujeción social, como era la beneficencia”, de esta manera los liberales dan el primer paso en aquello que, con los siglos y la evolución política, originaría la justicia social y dejaría de lado, como un pasatiempo de ricos y desocupados, la caridad entendida según el dogma del cristianismo católico.

El Dr. Serrano Migallón refiere: “Hay una profunda diferencia entre caridad y justicia. Caridad viene del latín caritas, que en su más primitiva acepción se puede traducir como el amor por quien padece una carencia o se encuentra sufriendo, es un bálsamo y no una relación. La Iglesia, en su catecismo todavía vigente, dice que “la caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios”. Es decir, una dación del sujeto a otro cuya inferioridad —real, supuesta, aparente o al menos percibida— requiere de otro para subsanar sus carencias; la justicia es otra cosa. La justicia de acuerdo con Bobbio, es la aptitud humana que, basada en los principios éticos, morales y jurídicos, persigue como fin supremo lograr el respeto y el adecuado ejercicio de los derechos individuales o colectivos. La justicia se da entre iguales cuyas diferencias son sólo circunstanciales; exige la reparación de esas circunstancias y que todos los sujetos dispongan de la misma plataforma para gozar de sus derechos que son iguales para todos bajo el imperio de la ley. Cómo es posible que el presidente Calderón hable de que la respuesta a los problemas de nuestro tiempo es la caridad!!!!!

Por eso a este gobierno federal panista, hay que recordarle el legado de Juárez y los de la Reforma, estas lecciones nunca hay que olvidarlas. Las mexicanas y los mexicanos no queremos caridad, queremos acciones de Estado. Si de verdad estamos preocupados por los jóvenes adictos o por las familias que se desintegran convirtiéndose en delincuentes, desde el gobierno, deben establecerse las acciones de política pública que impulsen su desarrollo, pero no desde la religión o los “valores”, sino como un problema de salud pública, con métodos científicos probados y con el impulso de oportunidades de empleo y de mejoramiento en la economía de las familias mexicanas, cualesquiera que sea su forma de organización.

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