Carranza encauzó una lucha social que sin él, acaso hubiese desembocado en un caos interminable. Fue un puente entre dos siglos.
Se requería en aquel momento de un nuevo Juárez investido de poderes legítimos para defender la bandera del constitucionalismo y ratificar, en su momento, las leyes de Reforma.
Para hacer mas evidente su simetría con Juárez, que en Veracruz había dictado la ley sobre el matrimonio civil; Carranza decretó el divorcio legal el día de navidad de 1914 -fecha simbólica- la redacción misma de aquel artículo 2º revelaba un cierto anclaje en el liberalismo constitucional, promotor del Estado laico del que hoy muchos parecen querer apartarse.
Carranza, como anteriormente lo hizo Juárez, le dio un nuevo sentido histórico a la lucha constitucional encarnando en él no solo una autoridad que resiste sino una autoridad que legisla. Pero esto pudo hacerlo, hay que decirlo, porque tuvo como lugarteniente intelectual la figura de un hombre que acaso fue el último espíritu liberal metido en la primera revolución social de nuestro siglo; Don Luis Cabrera Lobato.
Las cuestiones que la Revolución planteaba y a las que Carranza tuvo que dar respuesta so pena de ser desbordado por el movimiento social fueron fundamentalmente dos: el problema agrario y el problema obrero.
La Ley del 6 de enero de 1915 que expresó el programa agrario de la Revolución constitucionalista, no sería otra cosa que el desarrollo y la puesta en vigor de lo que Cabrera había propuesto en el discurso que pronunció en la Cámara de Diputados en diciembre de 1912; ley que además, iba a perdurar como si formara parte de la Constitución hasta las reformas que se hicieron al Artículo 27 en 1934. Respecto a la cuestión obrera Cabrera reconoció que a pesar de que “la revolución comenzó en los precisos momentos en que la industria nacional empezaba a desarrollarse”, fueron los obreros “la clase que mayores ventajas obtuvo de la Revolución” ya que en esencia la condición de los trabajadores en la nueva sociedad estuvo resuelta en el contenido del Artículo 123 constitucional, tal y como salió de las manos constituyentes de Querétaro.
De esa conjunción del pensamiento radical-liberal de Cabrera y de los dones personales y políticos de Carranza nació con la Constitución de 1917 el nuevo Estado mexicano, el destino puso juntas las vidas ejemplares de dos patriotas: el uno de Coahuila el otro de la sierra poblana.
Al conmemorar un año más de la muerte de Venustiano Carranza recordamos el elogio fúnebre que el oriundo de Zacatlán pronunciara ante la tumba de Carranza:
“Por cuanto a su vida de esfuerzo y de bondad, a Carranza nadie le niega ya sus méritos como patriota, como reformador y como gobernante. Sus sucesores, por un pudor muy justificado, no lo proclaman un gran estadista, pero intentan seguir las mismas veredas abiertas por él. El hablar pues de sus virtudes y de su obra es tarea del historiador, que no cabe en las breves palabras de esta conmemoración ya que nosotros hemos venido aquí principalmente para recordar su muerte, y saber cual es la lección o el ejemplo que debemos sacar de ella...debemos admitir sin reservas, que Carranza cayó vencido, no por el militarismo, que se limitó a asesinarlo, sino por la tremenda fuerza de la opinión pública antirreleccionista... Y sin embargo Carranza no era reeleccionista, ni siquiera continuista. Pero cometió el error de mostrarse civilista, y su civilismo se interpretó en aquellos momentos como continuismo”.
“Lo que quería, como todo hombre, era que su obra se continuase, y que la continuase un civil”.
“El continuismo político consiste en que sea el mismo partido y los mismos principios los que sigan gobernando a la Nación. El continuismo burocrático -por el contrario- consiste en que sean los mismos hombres la misma dinastía, o la misma camarilla los que sigan gobernando como grupo, aunque no sea precisamente con los mismos principios...”
“El continuismo era, allá por el año de 1920, tan impopular en todo el país, la no-reelección estaba tan enteramente arraigada en el alma de todos los revolucionarios y tan perfectamente grabada en la mentalidad de todos los mexicanos, que la sola sospecha de que Carranza pudiera querer seguir teniendo participación en la cosa pública, después de terminado su periodo fue suficiente para enajenarle la voluntad de muchos de sus partidarios, la confianza de varios de sus colaboradores y el afecto de algunos de sus amigos”.
“Tal es la lección histórica que nos da la muerte del patriota”
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“Los amigos de Carranza venimos a su tumba a depositar las flores de nuestra admiración y de nuestro afecto, sin juzgarlo y sin importarnos sus defectos o sus errores. Dejamos nuestra ofrenda y nos retiramos con el alma entristecida por su recuerdo”.*
Por ello la semana anterior que se conmemoró el 89 aniversario de la muerte de Don Venustiano Carranza, la Comisión Especial para los festejos del Bicentenario y el Centenario de la Independencia y la Revolución Mexicana del H. Congreso del Estado de Puebla, hermanados con la larga tradición de libertad y soberanía que desde siempre ha caracterizado a los hombres y mujeres del Estado de Coahuila, organizó junto con la Agrupación Política Nacional “Venustiano Carranza” la Jornada Constitucionalista, que incluyó eventos culturales en la ciudad de Puebla, Xicotepec de Juárez y Zacatlán.
*Palabras de Luis Cabrera ante la tumba de Carranza año de 1927.
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