¿Que ha pasado con esta epidemia en las zonas rurales?
Muchas dudas, pocas respuestas todavía. Cuando se empezó a conocer de la presencia de “influenza porcina” llamada así al principio hoy conocida como Influeza humana
A H1N1 Los primeros casos reportados señalaban al Distrito Federal, San Luis Potosi y Estado de México.
Sin un orden se empezaron a conocer datos, algunas autoridades hablaban de un número de personas detectadas y fallecidas, al dia siguiente los numeros eran diferentes; al otro día se escuchaba de un numero de personas que daban positivo para contagios al dia siguiente se cambiaba el número. Todo esto generó una serie de especulaciones, incredulidad, dudas, certezas y mucha incertidumbre.
Las autoridades federales incluso daban a conocer unas cifras, las autoridades del Distrito Federal señalaban otras, qué decir de las estatales.
A diez días de decretarse la alerta sanitaria en todo el pais, a decir de las cifras mas recientes, el número de fallecimientos es de 26 y de 727 casos positivos en el país. En Puebla se ha conocido de 2 casos pero aún no sabemos cuantas personas producto de estos se han detectado como positivos por haber convivido con las víctimas. Sin embargo también a decir de las autoridades la epidemia tiende a estabilizarse.
Si hay divergencias estadisticas entre unos y otros datos, poco, muy poco se sabe sobre las víctimas.
Lo que si se ha comentado es que la mayoría de las fallecidas son mujeres. (16 mujeres por 10 hombres) Los rangos de edad en los muertos es de entre 21 y 40 años de edad.
Pero todavía no nos dicen porqué las mujeres se han convertido en un grupo vulnerable y porqué los jóvenes lo son también.
Y nada nos han dicho sobre qué ha pasado en las zonas rurales.
Muchas preguntas todavía sin respuesta, pero también muchas reflexiones:
Sin duda esta experiencia nos reflejó la necesidad de una coordinación institucional; nos dejó ver también la falta de un método para concentrar datos, confirmarlos, uniformarlos y darlos a conocer si partimos de que para asegurar una buena política se hace necesaria una ciudadania bien informada, de ahí la urgencia de uniformar datos. Urgente también investigar el comportamiento de la enfermedad en las mujeres y los jóvenes, para desarrollar acciones de atención específica; que nuestro sistema de salud no cuenta con los suficientes mecanismos para la prevención, atención e investigación científica. Que hoy se hace necesario que los diputados federales revisen y asignen mayores recursos para la investigación en nuestro país.
Y si la vacuna como se ha conocido tomará cuando menos seis meses para ser elaborada, a partir de ahora hay que vivir con las medidas preventivas anunciadas.
Leía que el lunes se llevó a cabo una Seminario-Taller “Para saber y comunicar de Influenza” en la UNAM donde participaron personalidades como Susana López Charretón, investigadora del Instituto de Biotecnología; Rogelio Pérez Padilla, director del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas; Malaquías López Cervantes, profesor de la Facultad de Medicina, y Javier Mancilla, experto del Instituto Nacional de Perinatología.
Algunas de sus conclusiones pueden responder muchas de las dudas que tenemos, por ejemplo que hasta hoy, un paciente no ha llegado a infectar ni siquiera a dos personas. El estudio marca 1.4 de contagiados por cada enfermo.
Que según datos de científicos europeos, se calcula que en los próximos meses la mitad de la población mundial tendrá contacto con el nuevo virus, aunque no necesariamente desarrollará la enfermedad.
Que aparentemente está concluyendo la etapa de transmisión y entraremos a la de persistencia, aunque habrá más brotes.
Que los científicos creen que la epidemia se “disparó” en el DF más que en otras partes, por la densidad de población.
Estos datos pueden ayudar a los gobiernos para diseñar las políticas públicas que tendrán que implementarse a partir de esta experiencia.
Y en el ánimo colectivo espero que esta experiencia nos haga repensar que nuestro regreso después de estos días no va a ser igual, que tenemos que generar cambios de comportamientos en materia de higiene y seguridad en nuestro hacer cotidiano.
Y que debemos mantener las medidas preventivas. El aprendizaje está dado.
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