Diputado Pablo Fernández del Campo Espinosa
19 de mayo de 2010

Ya en varias ocasiones hemos abordado los temas que siguen afectando la economía de las familias y que nos impiden hoy ir por el camino de recuperar el desarrollo de nuestro país, pese a la demanda y la enorme preocupación que existe entre los ciudadanos.

Ante la extinción de Luz y Fuerza del Centro el papel de la Comisión Federal de Electricidad, la paraestatal está obligada a redoblar los esfuerzos para atender el abasto de un insumo de primera necesidad.

Existen muchos servicios que debido a los adelantos tecnológicos hoy se han vuelto primordiales tales como el de las comunicaciones via celular, sin embargo existen otros que dado su carácter de primigenios se vuelven indispensables, como es el caso de la energía electrica.

Sin embargo, la Comisión Federal de Electricidad muestra un rezago en el ejercicio de recursos ya programados y autorizados para inversión, que alcanzan al primer trimestre de 2010 poco más de 6 mil 719 millones de pesos, pese a que desde finales de octubre del año pasado incorporó a 25 millones de nuevos usuarios, tras el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro ya comentado, esto según lo informado por diferentes medios de comunicación. 

Cuestión esta que preocupa, porque ante la demanda del servicio en miles de nuevas viviendas, resulta esencial la inversión por parte de la única empresa que en el país nos provee de energía eléctrica, sin embargo esta preocupación no parecen compartirla ni su Director ni su Junta de Gobierno,  esto sin que pase desapercibido por supuesto, los altos niveles de cobertura que se tienen con apoyo también de los Gobiernos Estatales.

Hoy según la opinión de expertos  las constantes fallas en el suministro de energía eléctrica que se han presentado en la ciudad de México y zona metropolitana, no se deben solo a supuestos sabotajes, sino a la negligencia de muchos años del gobierno federal para con Luz y Fuerza del Centro, que le impidió amentar la cantidad de plantas generadoras, le impuso tarifas descapitalizadoras y le recortó el presupuesto adecuado para su mantenimiento y expansión, en pocas palabras a la falta de inversión.

Luz y Fuerza del Centro  tenía una antigüedad de 107 años como empresa eléctrica que abastecía la zona central de la República Mexicana: Distrito Federal, Puebla, Hidalgo, Morelos y estado de México. Su generación tenía 105 años, sus redes de distribución aérea y subterránea tenían 80 y 50 años, respectivamente, lo que nos da un panorama poco alentador y hace evidente la inversión urgente por parte de la comisión Federal de electricidad.
Como lo  señalé anteriormente,  de  acuerdo con informes oficiales de la Secretaría de Hacienda, la CFE no ejerció el gasto programado para inversión por 6 mil 718.9 millones de pesos al primer trimestre del año, lo que significó una caída de 7 por ciento con respecto a los 49 mil 164.6 millones de pesos aplicados en inversión en el mismo periodo del año anterior.

Pese a la incorporación de 25 millones de usuarios, la CFE también mostró un desplome de 12.1 por ciento en sus ingresos propios al primer trimestre de 2010, cuando alcanzó un monto de 52 mil 648.7 millones, que se comparan muy desfavorablemente con los 57 mil 147.5 millones obtenidos en el mismo lapso del año pasado, indican las cifras de Hacienda.

Estamos frente a una situación que demanda un exhorto y acciones por parte de la paraestatal y las dependencias que integran la Junta de Gobierno de la CFE: Secretaria de Energía; de Hacienda y Crédito Público; de Desarrollo social; de Medio Ambiente y Recursos Naturales y a la de Economía para que procedan a la inversión de los recursos aprobados, evitando subejercicios que pongan en riesgo el suministro de energía a la población del centro del país.
No podemos darnos el lujo como país de seguir con deficiencias que frenan la competitividad, con precios elevados que dañan a los consumidores y, además, que los recursos para modernizarse no se apliquen.

• Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado