Diputado Pablo Fernández del Campo Espinosa
12 de mayo de 2010

Hace escasas semanas expuse ante la Comisión Permanente del Congreso del Estado un posicionamiento mediante el cual reflexionaba sobre la estrategia mediante la cual el Gobierno Federal había incrementado el precio de las gasolinas y el diesel.

En aquella esa ocasión denunciaba la reprochable estrategia de aumentar el precio en días inhábiles sin la más mínima explicación de parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, nos aplicaron el llamado “gasolinazo” al aumentar el precio de los combustibles.

Sin embargo, ya se le hizo costumbre al Ejecutivo Federal darnos las malas noticias en fin de semana, esta vez nuevamente en sábado,  el pasado 6 de febrero, el precio de la Premium se incrementó 4 centavos para venderse al público en 9.70 pesos por litro. En tanto, la gasolina Magna se ubicó en 7.96 pesos, 8 centavos más. El diesel también registró un aumento de 8 centavos para venderse al público en 8.32 pesos por litro.

No debemos perder de vista que México vive momentos difíciles en materia de la economía familiar, que hay desesperanza y un descontento creciente sobre las fallidas decisiones de un gobierno federal extraviado.
Hoy estamos ante una realidad incuestionable: el incrementar la tarifa de la gasolina es el reflejo de una política fiscal inadecuada, ya que el gobierno lo hace porque no recauda lo suficiente; por lo que es urgente crear medidas para evitar que se repita lo sucedido en 2008 cuando el precio del combustible aumentó 30 veces.

El aumento de los combustibles genera como consecuencia lógica una espiral inflacionaria, que obliga al aumento de precio de los productos de la canasta básica. Hoy millones de mexicanos sortean con dificultades mayúsculas, los retos que implica sobrevivir el día a día frente a una carestía que se refleja ya en una inflación histórica.

Y es que en enero se alcanzó la cifra más alta de los últimos 10 años al reportar el Banco de México que la inflación, medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), fue de 1.09%, lo que ubica a la inflación general anualizada llegó a 4.46%, mientras que al cierre de 2009 fue de 3.57%.

Es por eso que un vez más he querido tocar el tema, subirlo a la agenda de debate legislativo y de cara ante la sociedad, porque tenemos que llevar la voz de los ciudadanos a los espacios de decisión.
Este es un reclamo permanente de los habitantes de mi distrito, en la diversas giras realizadas por las colonias de nuestra ciudad existe un descontento generalizado y he comprometido mi esfuerzo para que desde el Congreso local exhortemos, por los canales institucionales adecuados, al Gobierno Federal para que busque alternativas y así evitar el castigo a la población con aumentos a los combustibles, que en realidad son impuestos disfrazados.

• Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado