Diputado Pablo Fernández del Campo Espinosa
28 de abril de 2010

El pasado  10 de febrero del año pasado el titular del Ejecutivo Federal remitió a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a la Ley del instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), que entre otras cosas pretende disminuir las aportaciones patronales del 5% al 1%, en los próximos siete años.

Esta iniciativa busca, según lo establece que se redistribuyan las cuotas que anteriormente tenían como destino exclusivo la vivienda, para que el trabajador pueda hacer un uso más flexible y eficiente de las mismas de acuerdo a las necesidades que enfrente en cada momento de su ciclo de vida, como lo son la adquisición de una vivienda, enfrentar periodos de desempleo y gozar de una pensión al retiro.

De esta manera se propone reducir gradualmente las aportaciones de vivienda del cinco al uno por ciento del salario y que una proporción de las aportaciones, equivalente al excedente del 4 por ciento, de manera paulatina, sean reasignadas a la subcuenta de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, como cuotas adicionales pensionarias.

La iniciativa sustenta esta medida en que,  en estos últimos años, el Infonavit ha mejorado su operación y crecido de tal forma que sus ingresos provienen principalmente de una sana recuperación de su cartera, con lo cual se ha reducido su dependencia en las contribuciones que hacen los patrones a favor de los trabajadores.

Asimismo, su exitosa colocación de certificados de vivienda constituye una fuente de financiamiento alterna del instituto, ya que los recursos provenientes de su colocación se reinvierten en nuevos créditos que se otorgan a los trabajadores derechohabientes.

Es decir que debido a las finanzas sanas del Infonavit  y la bursatilización del mismo el Instituto ya no dependerá de las aportaciones de los patrones.

Todo esto parece muy positivo y, en teoría nos habla de un futuro halagador, sin embargo no se toman en consideración las variables externas como la situación económica, el crecimiento real del país y la economía mundial que aún no se recupera.

Más aún, si consideramos la caída abrupta de la economía nacional que tuvo el año pasado y el antepasado podremos entender que el supuesto crecimiento que el país tendrá este año no es real, estamos apenas en un proceso incipiente de recuperación. Por otra parte es por demás sabido que las incursiones en la bolsa no han sido en su mayoría exitosas, lo que no asegura que existan los recursos que hoy si son seguros para la vivienda.

Esta propuesta ha provocado a partir de su presentación y más recientemente que algunos sectores de la construcción se manifiesten en contra de la propuesta. Las dirigencias nacional y estatal de la CANADEVI, por ejemplo, argumentan que se tiene un desconocimiento de la industria, ya que los que están realizando la reforma, no saben el nivel de empleos que genera anualmente la construcción y desarrollo de vivienda, que es uno de los factores que se deberían evaluar.

Por ello, creo indispensable profundizar en la consulta de los involucrados para poder pasos en la Ley del Infonavit, escuchar sus propuestas a través de foros que permitan exponer alternativas y no solamente considerar una postura unilateral.

No podemos poner en riesgo la vida sana de una institución que es un pilar de la vivienda popular en nuestro país.

Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado