2009-07-15

• Elecciones en julio de 2010, ¿Qué necesita nuestro Estado?
• El crimen, desesperado. Los mexicanos más...
• ¿Qué esperan los mexicanos del nuevo Congreso?
Pasada la parafernalia de las elecciones federales, nuevos vientos democráticos empiezan a soplar, pero esta vez en el terreno local, pues el próximo año se van a renovar los poderes y los municipios del Estado de Puebla en su totalidad. Así, dentro de 353 días se elegirá gobernador, 41 diputados locales y 217 presidentes municipales, es decir el domingo 4 de julio de 2010, pues el período de elecciones se adelanto de noviembre a julio por decisión de la Suprema Corte de Justicia de acuerdo al mandato constitucional de la Reforma electoral aprobada por el actual Congreso de la Unión. Esto fue celebrado por los líderes de algunos partidos, ya que suponen que con eso se reducirá el margen de maniobra del gobierno estatal.

Ahora bien, ¿qué clase de gobernador necesita Puebla? De entrada, necesita un tejedor de consensos, un constructor de acuerdos, que sepa incluir a todos y no segregar. Estaremos de acuerdo que las bravatas ante los medios y los actos de acarreo no muestran carácter y arraigo sino un populismo que no corresponde a la historia moderna de nuestro partido, el PRI. Igualmente, alguien que se impone a sí mismo con aplastante uso de prepotencia, logrando unir a todos “pero en contra”, no es una buena opción, pues animadversión no es lo mismo que respeto. En segundo término, se necesita que tenga un buen testimonio de trabajo, con resultados claros a la gente que ha tenido la oportunidad de dirigir y gobernar. Alguien que se la ha pasado en el Congreso puede ser un buen legislador, pero no necesariamente es un buen administrador. Eso se ve en la práctica: los discursos no son obras. Finalmente, considero que hace falta una persona preparada administrativa y académicamente con visión de desarrollo para Puebla y los poblanos. Creo firmemente que en Puebla existe.

Alguna vez, don Fidel Velázquez se refirió a la CTM como una escuela de líderes. A su vez, el PRI es una escuela de gobernantes. Corresponderá a mi partido elegir adecuadamente para que no perdamos el poder.

Por otra parte, los atentados perpetrados esta semana por la delincuencia organizada en Michoacán y Veracruz son una manifestación de que, como efectivamente dijera el presidente Lipe Calderón, los altos mandos de las mafias se sienten desesperados, pues resulta evidente que la lucha frontal con las fuerzas armadas y las policiales les ha afectado, sin embargo, el pueblo también está desesperado, de modo que eficacia no significa, necesariamente, impacto positivo. Se puede eliminar el dolor de un dedo del pie amputando ese pie, pero no es la mejor medida.
La exagerada carga fiscal, el encarecimiento de los productos básicos, la especulación, el miedo, la crisis –provocada, cuando no por la “gripita” de Estados Unidos, sí por fenómenos dudosos como la influenza–, la caída de los sectores productivos, etc., tienen a la economía mexicana cada vez más grave. Tan sólo el 1° de octubre de 2008 el tipo de cambio del dólar estaba a la compra en $10.93, y hoy 16 de julio amanece en $13.70, pero hubo un momento en que llegó a estar en $15.36. ¿Eso es estabilidad?

Por otra parte, el Banco de México informó que las reservas internacionales del país cayeron a 73 millones 699 mil dólares al 10 de julio, cuando la semana anterior estaban en 74 millones 125 mil dólares. Quizá el mago Carstens pueda explicar estas misteriosas cifras. Por si fuera poco, además de haber quebrado la industria restaurantera y la hotelera, tenemos encima la caída del sector automotriz, que en autopartes prevé una caída del 40% de su producción. Ello, sin contar que se han perdido 50 mil empleos en el ramo tan solo en el primer semestre de 2009. ¿Esos son los gobiernos del cambio? Porque sí cambiamos, pero para empeorar…

Entonces, ¿qué esperan los mexicanos del nuevo Congreso, mayoritariamente priísta? Como dije la semana pasada, el PRI no recibió un cheque en blanco. No se puede detener la lucha contra el crimen organizado a estas alturas del partido, pues sería darle la oportunidad de reagruparse, reabastecerse y contraatacar. La estrategia de Calderón fue mala desde el principio, pero ya está ahí y cambiarla podría ser contraproducente.
No obstante, el Congreso deberá respaldar aquellas acciones que favorezcan al pueblo y negarse tajantemente a aprobar las medidas que le puedan afectar, tal como la imposición de gravámenes a medicinas y alimentos, algo en lo que neciamente insiste el PAN desde que Fox era presidente. El PRI se encuentra nuevamente en la posibilidad de dirigir los grandes destinos nacionales, pero ¿podrán nuestros diputados federales cambiar un futuro mediocremente proyectado por una derecha moralina y poco inteligente? Yo creo que sí. Si tras una revolución se pudo organizar un país, hoy, que ni de broma estamos como en 1910 o en 1920, ¿qué podría impedirlo?, estaremos pendientes de la labor de nuestros compañeros, seguro de que será con amor y visión por México.

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