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Carmen Serdan Alatriste
Escrito por María del Rocío García Olmedo   
Martes, 18 de Agosto de 2009 18:00
2009-08-19

El próximo viernes 21 de agosto se conmemora el 61 aniversario luctuosa de una mujer atípica para su época DOÑA CARMEN SERDAN ALATRISTE.

De ahí que en el rescate de la historia local -base de la propuesta que en el Congreso del Estado de Puebla trabajamos los miembros de la Comisión Especial de los centenarios de los movimientos sociales- la figura de Carmen Serdán es fundamental no sólo para la etapa histórica del estallamiento del movimiento revolucionario, sino también para rescatar el pensamiento y acción de las mujeres poblanas de esa época.

En la historia popular del movimiento revolucionario en México se registra la participación de las adelitas y las valentinas como parte de un grupo masivo de mujeres sin rostro; como las heroínas anónimas de la gesta, sin embargo hubo además de estas valientes, casos como el de Carmen Serdán que de manera puntual, con acciones y pensamientos concretos, fueron piezas claves para detonar la Revolución Mexicana y continuar en la lucha hasta la Constitución de 1917, aunque su figura y sus nombres prácticamente no son reconocidos ni recordados.

Carmen Serdán supo luchar como líder, política, ideóloga, escritora, guerrillera, enfermera, hija, hermana, tía y amiga. Más que una heroína, fue una mujer con plena conciencia de que en 1910, el país requería de manera urgente de un cambio social porque las condiciones de vida de una amplia mayoría eran miserables. Carmen, la luchadora social, ve la necesidad de sumarse al movimiento político para combatir las injusticias sociales que privaban en el país porque desde su experiencia personal, es testigo de las carencias y pobreza de los obreros y campesinos poblanos y vive la censura y persecución del régimen por “pensar diferente a don Porfirio”.

Ella fue cabeza de un grupo de arriesgadas mujeres entre las que se encuentran su madre, doña Carmen Serdán Alatriste; su hermana, Natalia Serdán; Filomena Del Valle, cuñada y esposa de Aquiles y las hermanas Guadalupe, Rosa y María Narváez Bautista, conocidas como las socias de Carmen Serdán. Todas ellas, inteligentes y audaces damas de la sociedad poblana.

Su presencia en el movimiento revolucionario fue definitiva para que estallara la Revolución en el sitio de Puebla, pero también para que las ideas maderistas de no reelección se extendieran no solo en nuestra entidad poblana, también en otras regiones del país gracias a las cartas y correos de los clubes feministas.

Hija de familia con oportunidades de prepararse y opinar, cosa que no sucedía en otras familias ni en otras clases sociales. Desde su nacimiento, Carmen recibe una herencia política que le viene de sus predecesores, lo mismo que todos los miembros de esa familia. Lo interesante de Carmen es como asume ella esa responsabilidad política, ese patrimonio ideológico que viene de varias generaciones atrás.

Carmen nace en la casa conocida en Puebla como la Casa de los Picos. Es una niña de sociedad que lleva a cabo sus estudios en el Colegio Teresiano. Su familia, de abolengo en Puebla, es respetada por sus ideas liberales. Tiene tres hermanos: Aquiles, Natalia y Máximo. Carmen hereda las ideas libertarias de su abuelo, don Miguel Cástulo Alatriste, gobernador del Estado de Puebla en dos periodos, poseedor de una rica biblioteca que Carmen visita a menudo. Enemigo de Santa Anna y aliado de Benito Juárez, Miguel Cástulo Alatriste, es recordado por su lealtad a la patria al momento de ser fusilado con la frase de “Tiren con valor que muero por mi patria”, frase que a Carmen le gusta repetir entre sus amigas.
Hija de Don Manuel Serdán Guanes y Carmen Alatriste, es la mayor del matrimonio y es conocida familiarmente como Carmelita o Meli. La familia Serdán Alatriste, a pesar de ser rica y distinguida, vive muchos vaivenes económicos por sus ideales y políticas liberales. Su padre, Manuel Serdán, es el redactor de La ley del pueblo, que constituye el primer plan de reforma agraria para el país, hecho que le causa la cárcel y varias persecuciones. Para Carmen, La Ley del pueblo es una lectura de su infancia, la cual casi repite de memoria.

En 1880, cuando Carmen tiene cinco años, muere su padre Manuel Serdán y la situación económica de la familia se complica. A pesar de poseer grandes propiedades, la falta de testamento del padre impide a la familia hacer uso de sus bienes. Las circunstancias los obligan a cambiarse de casa y pedir prestado.

Años después, la situación se vuelve más crítica y tienen que abandonar la casa de los Picos para mudarse a una casa más pequeña de dos pisos. En ella se concentra toda la familia. En el primer piso habitan su madre, sus hermanos Natalia y Máximo y ella, mientras que en la planta baja están las habitaciones de Aquiles y su esposa Filomena del Valle, así como un pequeño despacho. Dedicados al comercio distribuyen calzado en los estados de Puebla y Tlaxcala.

En 1901, Natalia Serdán, su hermana, casa con el rico Lic. Sevilla Flores y se mudan a vivir a la casa de la Calle de Santa Clara, frente a la Iglesia de Santa Clara en Puebla. Carmen se traslada a vivir con ellos mientras el país vive ya la efervescencia de las ideas en contra de la dictadura de Porfirio Díaz.

El descontento nacional crece, las clases humildes se rebelan y los intelectuales se dedican a escribir en los diferentes diarios de oposición al régimen de Díaz.

Carmen Serdán participa de las ideas de los hermanos Flores Magón, quienes desde su trinchera, en el periódico Regeneración, logran trasmitir principios antireeleccionistas entre sus seguidores y difundir la corrupción del gobierno de Porfirio Díaz. Carmen y Aquiles comparten las ideas de los Flores Magón y colaboran con algunos artículos en sus páginas, así como en El hijo del Ahuizote y en el Diario del Hogar.

Natalia, su hermana, enviuda a los pocos años y Carmen se ve obligada a ayudarla para el sostenimiento del hogar y de sus hijos, vendiendo dulces y trabajando como enfermera. Es entonces cuando la casa de Santa Clara se convierte en un verdadero centro de debates y discusión política. A pesar de conocer el peligro que corre por su posición oposicionista, lo mismo que toda la familia, Carmen organiza sesiones y encuentros con intelectuales liberales; crea uno de los primeros clubes antireeleccionistas de la época, y se dedica a leer todos los diarios de la oposición para tener un conocimiento de quienes son los personajes de la política mexicana enemigos de la libertad y del cambio de régimen presidencial.

En ese tiempo, Aquiles Serdán entra en contacto con otros revolucionarios de la Ciudad de México, viaja mucho y conoce a Francisco I. Madero.

Las declaraciones de Porfirio Díaz al periodista James Creelman en 1908, en aquella famosa entrevista Díaz-Creelman publicada en El Imparcial, resulta un detonador para la creación del partido de oposición que tanta falta hace en el país. En esta entrevista, el Presidente Díaz afirma que “vería con agrado la creación de partidos de oposición en nuestro país”. Tales palabras causan gran revuelo. Los hermanos Serdán muestran sus simpatías hacia el Partido Democrático,. Carmen Serdán, es de las pocas mujeres que difunde esta entrevista en gacetas y reuniones. El diario Regeneración de los hermanos Magón publica la entrevista completa.

Carmen funda y forma parte de la Junta Revolucionaria de Puebla. Gracias a que existen documentos en el Museo Nacional de Historia y en el Archivo General de la Nación que muestran su militancia durante los primeros años del movimiento, puede confirmarse su participación como precursora del movimiento armado de 1910. La corriente antiporfirista en Puebla tuvo como influencia las ideas magonistas, que los hermanos Serdán se encargaron de difundir y de contagiar entre los grupos de empresarios e intelectuales que se unen a ellos desde 1900.

Las ideas de Aquiles Serdán son afines con las sostenidas por Madero, que en su libro "La Sucesión Presidencial” en 1910 advierte el fin de la dictadura de Porfirio Díaz.

Durante una visita a Puebla en diciembre de 1909, Madero y Serdán fundan el Partido Antirreeleccionista de Puebla, en el cual la labor de Carmen y muchas mujeres locales se vuelve relevante. En gran medida, gracias a Carmen se crea en la ciudad de Puebla el ambiente propicio para iniciar la Revolución, precisamente en la Casa de Santa Clara.
Es así que a principios de 1910, en Puebla, Aquiles, Carmen y algunos simpatizantes fundan el club político Luz y progreso, provocando la ira y la vigilancia permanente de las fuerzas del Gobernador Mucio Martínez, incondicional del General Díaz.

En abril de 1910, al celebrarse en la ciudad de México la convención nacional del Partido Democrático, Aquiles Serdán, como representante de diversos grupos poblanos, vota por la candidatura de Francisco I. Madero para presidente y Francisco Vázquez Gómez como vicepresidente de la República.

En una gira de propaganda en mayo de 1910, Madero visita la ciudad de Puebla y se hospeda en el hotel Jardín. Aquiles y Carmen Serdán son los anfitriones de la gira. Con ayuda de su madre, su hermana y su cuñada, así como de las hermanas Guadalupe, Rosa y María Bautista Narváez, “las socias” con quienes comparte muchas labores de propaganda antirreeleccionista, Carmen organiza la recepción a Madero y le presenta al grupo de mujeres poblanas que lo apoya.

En esta reunión con las mujeres de Puebla, Madero expresa su plan para la Presidencia una vez derrotado Díaz. Al ser interrogado sobre sus ideas para las mujeres, Madero se expresa con total libertad y expone que dentro de este plan se encuentran planteamientos de equidad para las mujeres, cosa que entusiasma a todas las damas del lugar. Habla de la igualdad en el trabajo y en la remuneración. Madero queda muy impresionado de la formación política de Carmen y de este grupo de mujeres, al cual se une posteriormente su esposa Sara Pérez de Madero, otra activa mujer revolucionaria.

Aquiles acompaña al candidato Madero y lo informa sobre los avances de la conspiración y movimiento. En esa gira, Madero le encomienda encabezar la revuelta en el estado de Puebla el día 20 de noviembre de 1910. Aquiles viaja a la ciudad de México para adquirir armamento y municiones. Carmen se queda al frente de la logística y la organización en Puebla.

Cuando Francisco I. Madero es descubierto por los partidarios de Díaz, viaja a San Antonio Texas junto con Aquiles y otros seguidores.

Más adelante, por encargo de los revolucionarios, en octubre de 1910 Carmen viaja a Estados Unidos para encontrarse con su hermano Aquiles y con Francisco I. Madero e informarles de las gestiones y avances de la conspiración. Les lleva información y dinero para regresar a México.

Hasta ese momento, Carmen encabeza la organización de la rebelión planeada para el 20 de noviembre. Carmen inventa un lenguaje en clave para comunicarse con Aquiles en San Antonio. Los mensajes están cifrados y escribe en diferentes diarios con seudónimo. En sus actividades secretas Carmen usa el nombre de Marcos Serrato.

Es poco conocido en la historia que en ese periodo de altísimo riesgo para los rebeldes, las mujeres del Club Femenil toman por su cuenta las actividades y preparativos de guerra, porque los hombres son vigilados por el ejército federal y la policía del gobernador Mucio Martínez.

Así, las Serdán y las Bautista Narváez llevan propaganda, difunden el Plan de San Luis, ocultan las armas, ordenan la fabricación de bombas compran y distribuyen municiones y pólvora entre los seguidores. La Casa de Santa Clara es vigilada de día y de noche. En ella se distribuye el Plan de San Luis, que indica como debe llevarse a cabo el levantamiento armado paso a paso. Carmen esconde el Plan de San Luis en la tapa del piano de la casa de Santa Clara.

El 17 de noviembre de 1910, el gobernador de Puebla Mucio Martínez, recibe informes de que Madero ha llamado a sus seguidores para que inicien la revuelta el próximo día 20. Ordena que a la mañana siguiente se realice un nuevo cateo para detener a los Serdán vivos o muertos.

Avisado de que el levantamiento corre peligro, ese mismo día Aquiles Serdán reúne a sus seguidores y propone adelantarse a la fecha establecida. El episodio de la casa de Santa Clara es definitivo para Carmen. Después de enterarse de que han sido descubiertos por las fuerzas el Gobernador de Puebla, se niega a rendirse y entregar las armas.

En la mañana del 18 de noviembre, treinta policías al mando del general Cabrera, y del mayor Fregoso pretenden penetrar por fuerza a la casa de los Serdán.

Ella, Aquiles y otros aliados en el interior de la casa y su hermano Máximo en la azotea, hacen frente al ataque de la policía armada.

Éstos inician las hostilidades, una de las primeras víctimas es el general Cabrera, quien es muerto a tiros por la propia Carmen, según registran algunos historiadores, otros afirman que es Aquiles quien dispara. El mayor Fregoso entrega sus armas. Al lugar acude el gobernador con más de mil hombres que buscan terminar con los revolucionarios. Carmen provee de municiones y parque a su hermano Máximo en varias ocasiones.

Aquiles, a petición de las mujeres de su familia, se esconde en el sótano y ellas hacen frente al ataque armado. Carmen encabeza la estrategia de defensa y sale al balcón, con el rifle en la mano, a rechazar cualquier intención de sometimiento. “Mas vale morir combatiendo” son sus palabras al disparar e invitar a la gente a unirse a la revolución. Una bala alcanza a herirla en la espalda, pero ella la ignora.

Tras una noche de combate, las mujeres Serdán son hechas prisioneras y Aquiles permanece en su escondite por otras largas horas mientras su esposa, su madre y sus hermanas son llevadas a prisión. Natalia logra escapar con sus hijos.

A las dos de la madrugada del día siguiente, Aquiles Serdán levanta la piedra que disimula su escondite, apenas asoma la cabeza, el oficial de la policía montada le dispara a quemarropa varios tiros. Al caer muerto, todavía recibe el tiro de gracia.

Tras la muerte de Aquiles y de Máximo, las Serdán permanecen en la cárcel de la Merced de Puebla. Los cadáveres de los Serdán son exhibidos en la Penitenciaria, donde están sus mujeres y luego por toda la Ciudad de Puebla. Después de un tiempo y gracias a la defensa que logra hacer Carmen, junto con sus abogados, son trasladadas al hospital de San Pedro ya que Filomena su cuñada está embarazada y su madre sufría de neumonía. Después de más de 6 meses son puestas en libertad. Las actas de la detención y juicio de las mujeres Serdán, son un valioso testimonio de la fortaleza y lucidez de Carmen para no darse por vencidas y reclamar su libertad. Estos documentos están resguardados en los Archivos de la Casa de Cultura del Poder Judicial en Puebla.

Otros hechos importantes que nos hablan de sus rasgos de carácter son los que se refieren al apoyo que Carmen continuó dando a la campaña antirreeleccionista de Madero bajo el seudónimo de Marcos Serrato, una vez estallada la revolución y muerto su hermano Aquiles.

A la caída de Porfirio Díaz en 1911, Carmen es una activa organizadora de las juntas revolucionarias de Puebla para continuar con la lucha a favor de Madero.

Es entonces cuando Sara Pérez de Madero, esposa de Francisco I. Madero, toma parte en estas juntas y en las actividades desarrolladas por este grupo. Las hermanas Rosa, Guadalupe y María Narváez, participan junto con las hermanas Serdán con dinero, contactos, abriendo centros de información y propaganda, enviando a las imprentas los informes de las juntas revolucionarias poblanas.

Documentos complementarios, manifiestos y discursos escritos por Carmen, permiten verificar su participación en muchos hechos políticos posteriores al 18 de noviembre de 1910, aunque la historia a partir de ese momento, ignora su presencia de otros capítulos revolucionarios. Algunos historiadores han registrado su participación después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Carmen participó en la Revolución mediante la Junta Revolucionaria en Puebla y sostuvo una entrevista con Venustiano Carranza. Distribuyó armas, fue correo a favor del movimiento e imprimió proclamas. Posteriormente se incorporó como enfermera en los hospitales de las fuerzas combatientes.

Después de una larga vida de lucha, al triunfo del constitucionalismo Carmen Serdán se retiró a la vida privada en Puebla y muere el 21 de agosto de 1948, en la ciudad de México en la calle de Tacubaya a la edad de 73 años. El mejor legado de Carmen son sus escritos, sus reflexiones y su vida como el testimonio revolucionario de una mujer adelantada a su tiempo.

Al conocer la vida de Carmen Serdán y de estas mujeres revolucionarias, conocemos más sobre el contexto de las mujeres mexicanas de la época y de los cambios que esta lucha nacional brindaron en el terreno de los derechos humanos femeninos. Su vida y las de sus aliadas, nos permiten hacer una revisión de la Revolución Mexicana con un rostro femenino más claro y presente que sustituya la silueta anónima, deslavada y disminuida de las mujeres combatientes, que ha quedado registrada en La Historia de la Revolución Mexicana.

Por ello este capítulo parte de nuestra historia, nos permite revalorar históricamente el papel de las mujeres revolucionarias de Puebla en el movimiento social de 1910. En Carmen Serdán no había motivación por luchar exclusivamente por las mujeres. Sus ideales de justicia eran por el bienestar de todo un pueblo, de una nación a la que ella veía sufrir en medio de la miseria y la falta de garantías sociales. Sin embargo, aun sin proponérselo, Carmen logró reivindicaciones para las mujeres revolucionarias, que como ella, fueron un ejemplo a seguir y para las obreras y campesinas que al ver su ejemplo, acrecentaron su valor por la dignidad de otras, en las mismas condiciones.

Al lado de Carmen, muchas poblanas y muchas otras combatientes en diferentes lugares del país, por primera vez, clamaron unidas por la equidad y la igualdad de derechos de todos los mexicanos. Con la Revolución, las mujeres ganamos la palabra y la posibilidad de alzar la voz por el bienestar de todos los hijos e hijas de la patria.

El contexto social en el que Carmen y las mujeres de principios del Siglo XX se mueven, es el de la discriminación, la ignorancia, el desconocimiento de sus derechos, el temor de romper con protocolos y normas sociales, y el de la amenaza de ser rechazadas. Con la revolución, las mujeres pelearon al lado de sus hombres y se ganaron el derecho de ser reconocidas en sus demandas femeninas que a partir de 1910, empiezan a madurar en la conciencia de las mujeres mexicanas.

El analizar su posición vanguardista y feminista en un contexto histórico en el que las mujeres no podían participar en política ni llevar una vida pública, nos explica porqué han quedado pocos testimonios de su labor. Por ello hace falta sacar a la luz capítulos y momentos de la historia en la que las mujeres tuvieron un comportamiento protagónico y trascendente para los acontecimientos posteriores a la Revolución, como el episodio protagonizado por Carmen Serdán. Para comprender la magnitud del acto heroico de Carmen es necesario regresar la mirada y reconstruir la historia en un tiempo en el que la responsabilidad política, era cosa de hombres.

La voz de Carmen Serdán, en el balcón de la Casa de Santa Clara, la mañana del 18 de noviembre, es una voz interna que pide libertad y justicia para todos, aunque a cambio hubiera que dar la vida. Su caminar hasta este momento climático, nos permite darle el lugar emblemático que toma esta mujer, que por razones de personalidad, vocación y posición sociopolítica, es protagonista de la historia.

En su cientos de discursos y escritos, Carmen Serdán adquiere la dimensión histórica que le corresponde por su activa participación en la revolución, al ser congruente con sus ideales libertarios incubados desde su temprana edad y conservados hasta su muerte.

En la historia oficial, Carmen Serdán aparece siempre como “la hermana de Aquiles Serdán” pero ¿no es acaso Carmen también actriz principal de esta epopeya trágica? El importantísimo rol que jugó Aquiles Serdán en la Revolución Mexicana y en la vida de Carmen, culminan con su muerte y la de Máximo su hermano menor, el día del combate en la casa de Santa Clara. Ella en cambio, debe sobrevivir al holocausto y ser apoyo y fortaleza para las demás mujeres de la familia y del movimiento.

Leía recientemente del porqué la necesidad de conservar la memoria histórica “ya que sin la memoria no existe la continuidad histórica ni se mantiene la identidad”. Esta colaboración lleva ese objetivo y es un deber de las poblanas de hoy dejar testimonio de la trayectoria intelectual y política de la poblana CARMEN SERDAN ALATRISTE.

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