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La excomunión
Escrito por María del Rocío García Olmedo   
Domingo, 30 de Agosto de 2009 18:00
2009-08-31

El fin de semana conocimos vía los medios de comunicación nacionales la declaración de la Arquidiócesis Primada de México aclarando “que los sacerdotes Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón no murieron excomulgados, y que se mantuvieron hasta su muerte en el seno de la Iglesia católica”.

Recordemos que en el 2007 la Comisión de festejos del bicentenario y centenario de los movimientos sociales del Congreso de la Unión, solicitaron se investigara el juicio clerical al que fueron sometidos Miguel Hidalgo y Costilla, Jose Maria Morelos y Pavón así como otros religiosos que participaron en la guerra de Independencia con el propósito de anular la excomunión de estos caudillos, designando la Arquidiócesis una comisión histórica que investigara los hechos.

La declaración realizada el domingo señala que se anuló la excomunión de estos próceres de la Independencia en el momento que se confiesan ante un cura poco antes de ser fusilados, ya que “las normas de la iglesia señalan que si una persona esta en peligro de muerte al confesarse el cura lo absuelve de cualquier censura previa al que haya sido sujeto”.
Sin embargo las investigaciones históricas de estos hechos han documentado que el proceso degradatorio al que fue sometido Miguel Hidalgo, se llevó a cabo el 29 de julio de 1811, “en una de las salas del Hospital Real de Chihuahua y consistió en rasparle la piel de la cabeza que había sido consagrada como cristiano y sacerdote con el santo crisma, también le arrancaron la yema de los dedos pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de su ordenación. Después lo entregaron al gobierno español para que lo fusilara sin ninguna de las prerrogativas y beneficios eclesiásticos en que antes se amparaba cualquier reo. Maldito sea”.

También hay que recordar que existe un decreto de excomunión presentado por el Obispo Miguel Abad y Queipo que dice: “Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en donde quiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o las veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la iglesia. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el beber, en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o andando, mingiendo o cantando, y en toda la sangría. Que sea maldito en su pelo, en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus semillas, en sus quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos, en sus manos y en sus dedos.”

“Que sea condenado en su boca, en su pecho y en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo. Que condenado en sus venas y en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas, pies y en las uñas de sus pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, desde arriba de su cabeza hasta la planta de su pie; que no haya nada bueno en él. Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los poderes que en él se mueven, se levanten contra él. Que lo maldigan y lo condenen. Amen!. Así sea. Amen!”

Vale la pena por eso leer este Decreto completo, así como el firmado por el Sumo Pontífice Pio VII, porque son documentos históricos y oficiales suscritos por los representantes de la Iglesia Católica de entonces, donde se da cuenta de la degradación de estos próceres.

Como olvidar que Miguel Gregorio Antonio Hidalgo Ignacio y Costilla Gallaga Mondarte y Villaseñor, nombre completo de Miguel Hidalgo y Costilla, conocido en su juventud como “el zorro” por su perspicacia, amante de las artes, fue objeto de degradación eclesiástica, el día de su fusilamiento pidió que no le vendaran los ojos, de un solo tajo con un machete le cortaron la cabeza y que fue expuesta a la vista de todos. Aun cuando lo declarado por la Arquidiócesis dice que no murieron excomulgados.

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