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La paradoja México-Brasil
Escrito por Jorge Alfonso Ruiz Romero   
Martes, 06 de Octubre de 2009 18:00
2009-10-07

Y se convirtió en sede mundial. Aunque Brasil ya había sido seleccionado por la FIFA como sede para la celebración de la XX Copa Mundial de Futbol en el año 2014, también compitió y triunfó –en días pasados– en la obtención de la sede de los XXXI Juegos Olímpicos, los cuales se celebrarán en la ciudad de Río de Janeiro en el año 2016. Tal evento es significativo ya que ésta es la primera vez que se realizará un evento olímpico en América del Sur, y asimismo, es la primera en celebrarse en una nación de habla portuguesa así como la segunda en llevarse a cabo en un país latinoamericano, pues México, en 1968, fue el primero. Sin embargo, entre la historia de uno y otro país (en la circunstancia dominante en el momento en que ambos recibieron dicha distinción) es muy diferente. Incluso, paradigmática, pero de ello hablaremos más adelante.
Río de Janeiro cuenta con, al menos, ocho recintos de gran calidad para la realización de los más variados eventos deportivos. Por supuesto, otra de las razones que le dieron peso –y sustento– a su candidatura –que ya se había presentado también para las olimpíadas de 2004 y 2012–, fue la realización de los Juegos Panamericanos en 2007. Pero, además, en otras épocas esta nación ha sido baluarte de otros sucesos históricos, como la IV Copa Mundial de Fútbol en 1950 y sus numerosos sus campeonatos mundiales en esa y otras especialidades.
Claro que, inevitablemente, los logros sociales son los que destacan sobremanera, pues, por el contrario, México retiró – esa misma semana-, su candidatura para la realización de la copa de fútbol en 2018 –misma que había presentado apenas en enero de este 2009–. Esta es una de las muchas autoderrotas que ha venido sufriendo México, puesto que su aspiración por realizar dicho torneo mundial de 2014 ya había sido retirada en febrero de 2005.

La paradoja México-Brasil.
Yo pregunto, ¿por qué Brasil no sólo sostuvo, sino obtuvo, dos sedes deportivas mundiales con tanta cercanía cronológica? Además de ser el único país latinoamericano en realizar desde hace varios años, el gran premio de la Formula Uno, -máximo evento de automovilismo mundial-.
Los mexicanos solemos hablar de que recordar es vivir, pues se supone que esa frase entraña grandes sucesos, pero no podemos vivir algo grande hoy para recordarlo mañana. Como dicen, vivimos del pasado, pero tristemente no podemos dar un paso en el presente con miras al futuro.

En los años 60, 70 y aun en los 80, México se había rehecho a sí mismo luego de una revolución y de incontables luchas posteriores a ésta. Más todavía, tenía una economía en franco crecimiento, y su pueblo gozaba de las ventajas que esta situación le daba: suficiencia alimentaria, empleo estable, ingresos fijos, creación de una gran infraestructura educativa, de comunicaciones, de servicios, una industria fuerte, etc. En la misma época, Brasil se estaba levantando apenas de un período de dictaduras militares (1964-1985) y de las consecuencias que esto trajo a su economía y a su situación política –mucha pobreza y carestía, corrupción pública, represión social, etc.

En los años 90, tras una prolongada crisis vivida una década antes, México se incorporó al escenario económico mundial con la firma de numerosos tratados de libre comercio, de los que destacaron el de América del Norte y el de Europa. Aún después de la crisis de 1995, el presidente Ernesto Zedillo logró estabilizar las finanzas y le dio nuevamente algo de certidumbre al país. Por el contrario, Brasil experimentaba un retroceso que le obligó a implementar rigurosas políticas de austeridad que, penosamente, soportó su población. ¿Qué es lo que pasa, entonces, con México?

Hablando de las grandes diferencias existentes, nos podemos remitir a la industria petrolera. Así, Petrobras –de acuerdo con un estudio de la consultora internacional Ernst & Young– se ubica hoy como la octava mayor empresa mundial por lo que respecta a su valor de mercado, y se encuentra entre las cinco más poderosas de su ramo. Irónicamente, Pemex, que era la quinta, hoy no figura ni remotamente entre las diez más importantes. En el ramo de la educación y la investigación científica, Brasil ha hecho grandes inversiones, en tanto que en México, este sector ve como su presupuesto se achica para incrementar el de la guerrita de Calderón –con la consecuente instauración del Estado policíaco–.
Por otra parte, en México se han pregonado los “grandes” apoyos que el gobierno federal dice haber dado a las MIPYMES (micro, pequeña y medianas empresas), lo cual no se percibe en la realidad, en tanto que en Brasil dicho apoyo sí es efectivo. Por si fuera poco, la izquierda brasileña es responsable, constructiva, no como la mexicana, dinamitada y reaccionaria. Su derecha es productiva, no voraz. Su gobierno ha ido eliminando la corrupción, en vez de maquillarla y fingir que no existe. En fin…

El presidente Lula da Silva, en una ocasión, dijo que el de las olimpíadas “es un juego para ser jugado en los países ricos”. Más bien, está hecho para ser jugado por los países que no quieren ser mediocres. ¿Qué más puedo decir? O usted, ¿qué opina?, saludos como siempre….Desde el umbral……


Jorge Alfonso Ruiz Romero
Diputado Local del PRI, LVII Legislatura
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