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Pobreza, detonante social

Diputado Pablo Fernández del Campo Espinosa
16 de Noviembre de 2010

Hace algunas semanas el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, dijo que ante la pobreza lo más importante es la inversión y no la caridad, lo cual aunque pudiera cuestionarse tal afirmación -por quien lo afirmó-, la realidad es que esa debe ser la piedra angular para abatir la pobreza que empieza a ser un problema serio, producto de la política económica que hoy día prevalece en nuestro país.

No es gratuito que apenas esta semana el secretario de Desarrollo Social a nivel federal, Heriberto Félix Guerra, admitiera que el 50% de los habitantes del país continúan en pobreza alimentaria, lo cual no es un dato menor, ni una estadística más de las que pasan desapercibidas en los periódicos o que se mantienen en la discusión un par de días y luego se olvidan.

Esos número nos hablan de que las políticas públicas que se han aplicado no están cumpliendo objetivos o, en su caso, que las metas están trazadas de tal manera que sólo se atiende una parte del problema entregando paliativos, pero que la realidad nos rebasa.

Es cierto que se puede argumentar que se han hecho esfuerzos, que los presupuestos son históricos y que el deterioro de nuestra economía es culpa de los factores externos, como lo fueron la influenza y la crisis mundial que dejaron estragos significativos en materia de pobreza.

Sin embargo, la realidad es que aún con todos estos factores el número de pobres en nuestro país crece de manera alarmante, siendo este el principal problema que acumulado y que si bien no es un asunto estridente como el de la inseguridad o de demanda inmediata como el empleo, lo cierto es que camina de la mano en las prioridades que tenemos como nación.

Hace también unos días la presidenta magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, María del Carmen Alanís, afirmó que “ningún edificio democrático puede fincar cimientos sólidos sobre un agrietado terreno donde la pobreza, la exclusión y la desigualdad han echado raíces tan profundas”.

Una afirmación contundente que si la traducimos, lo es todavía más: nuestra democracia no puede alcanzar plenitud mientras México siga teniendo a la pobreza como el principal lastre y su principal pendiente por resolver.

Urge entonces una revisión de nuestro sistema, ir a fondo y definir lo fundamental, cuál es nuestra escala de prioridades o si tenemos dos o tres temas que además de importantes son urgentes, o por lo menos, como en el caso de la pobreza, resulta imprescindible atenderlo antes de que éste sea un detonante social.

*Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado

 

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