Diputada Rocío García Olmedo
11 de octubre de 2010

Hace 57 años, un 17 de octubre, las mujeres lograron una de las primeras reivindicaciones en México, el otorgamiento del derecho a votar y ser electas.

Muchas décadas  tuvieron que pasar para poder ser parte del derecho a participar en el ámbito de la toma de decisiones.  Muchas también, fueron las mujeres que construyeron el movimiento de las sufragistas;  muy pocas de ellas, tuvieron el privilegio de un cargo público; pero esa lucha,  al paso de los años nos ha permitido a muchas de nosotras  tener acceso a cargos públicos, tanto en la administración o de elección popular;  antes de esta fecha,  impensable que fuesen ocupados por mujeres.

En el estado de Puebla las primeras que ocuparon cargos -todas postuladas por el Partido Revolucionario Institucional-  en 1957 Luz María Martínez, fue  Presidenta  Municipal;  Esther Leal Aguilera, Diputada Federal;  Esperanza Ramos de Naranjo, Diputada al Congreso del Estado; y en la década de los setentas Guadalupe López Bretón, Senadora de la Republica.

Muchas otras mujeres las siguieron y poco a poco se fueron generando una serie de acciones legislativas y de política pública favorables a la incorporación de las mujeres.

El resto del siglo XX fue de avances y también muchas veces de retrocesos;  sin poder, hasta ahora, lograr un equilibrio de género en la representación.
Ruanda por ejemplo, ha logrado la más alta representación femenina en el mundo. Más del 50% en la Cámara de Diputados, 35% en el Senado y 36% en el gabinete, son mujeres.

Contrario a lo anterior, en México las ciudadanas del siglo XXI  hemos venido padeciendo durante la última década  una serie de retrocesos, a una serie de derechos adquiridos, que son, para nosotras,  conquistas históricas.

Hoy, procesos que debieran ser naturales, por los meritos alcanzados por muchas mujeres, pareciera que todavía requieren de  “voluntad política”.
 En Puebla, por ejemplo, se ha abierto la oportunidad de que por primera vez una mujer dirija al Partido Revolucionario Institucional; o,  la que en enero del próximo año se abre para que una mujer por primera vez en la historia de este país, pueda ser  Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y pareciera inalcanzable lograrlo.

Por ello, así como en 1953 la exigencia de las mujeres fue el reconocimiento de nuestros derechos políticos; hoy, debemos en forma colectiva tomar la determinación de consolidar estas conquistas y con ello honrar a las mujeres que lucharon porque nosotras  podamos en la actualidad,  ser consideradas ciudadanas con derechos políticos.

Debemos en suma, retomar la lucha que dieron hace 57 años por  las mujeres de hoy;  y, nosotras por las mujeres de mañana.

Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla