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Reconocer la ineficiencia
Diputado Pablo Fernández del Campo Espinosa
4 de agosto de 2010


El pasado martes el Gobierno de la República hizo un balance de lo que ha sido esta obsesión del Ejecutivo por enfrentar al crimen organizado sin estrategia, al costo de lo que sea, generando un clima de incertidumbre y de miedo en el país. Los resultados son desastrosos por cualquier ángulo que los veamos.

Sólo hay que citar las cifras que dio Guillermo Valdés, director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), para darnos cuenta de lo que ha sido esta guerra que a todas luces nuestras autoridades federales han perdido: 28 mil asesinatos y, en promedio, un enfrentamiento diario, entre delincuentes y policías en las calles de México en lo que va del sexenio.

Además, admitió lo que para todos es evidente: entre 2002 y 2008 el porcentaje de la población entre 12 y 65 años de edad que pasó a consumir cocaína se duplicó y, según estos mismos números oficiales, tenemos a casi 6% de la población como consumidor permanente de algún tipo de drogas.
El mito aquel de que México era una zona de tránsito para los narcos hace mucho que quedó rebasado y, hoy, la estela de muerte, de narcotráfico y de operación del crimen organizado es una realidad, aunque no queramos verla. Si estos datos no son alarmantes, que podemos decir entonces.

Más aún, escuchar en voz del titular del Cisen que “el Estado y las organizaciones delictivas se disputan el control de las policías y que los avances en materia de persistencia de problemas de secuestro y extorsión a la población son claramente insuficientes”, nos ponen el semáforo de la seguridad en rojo y no en amarillo como hasta ahora nos lo han querido vender.

Creo que estos números nos hablan de una estrategia fallida, sin lugar a dudas, para enfrentar el crimen organizado por parte del Gobierno Federal, y peor aún, los expertos en la materia le dijeron al Presidente que la estrategia de información en el marco del combate al crimen organizado ha sido, por decir lo menos, inadecuada.

El escritor y periodista Héctor Aguilar Camín subrayó al respecto que hoy no sólo no sabemos de donde vienen las balas, sino tampoco sabemos de donde viene los disparos informativos, porque nadie sabe bien a bien quienes son los responsables de los muertos: si los criminales o quienes los persiguen, lo que habla de un pésimo manejo de la información, que genera zozobra y que confunde al ciudadano.

Y para colmo, una vez reconocidos estos números, el Presidente de la República puso a debate la legalización de las drogas, más como una estrategia mediática para tapar el gran fracaso de su política de seguridad, que como una alternativa de solución para el enorme problema que enfrenta hoy una nación que le urge un cambio de rumbo nacional.

*Diputado del PRI y Presidente de la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado
 

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LVIII Legislatura
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