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ELOGIO DE LA TRAICION DEL PAN A LAS MUJERES
Diputada Rocío García Olmedo
14 de junio de 2010


Una de las primeras reivindicaciones del movimiento de mujeres en el mundo y en México, lo fue el derecho a participar en la toma de decisiones.

Ya desde 1791 Olympe de Gouges decía claramente “la mujer tiene el derecho de subir al cadalso” pero también “debe tener igualmente el derecho de subir a la tribuna”.

Con lo anterior quiero demostrar que desde mucho tiempo atrás, el reclamo de más espacios y participación política para las mujeres era sin duda una necesidad inaplazable.

Poco a poco las mujeres nos fuimos haciendo presentes. Nos fuimos organizando, exigimos nuestro derecho al reconocimiento de que se nos otorgara el voto y junto a él, el derecho a ser electas a cargos de toma de decisiones, a cargos de representación.

Pensamos que podía lograrse en la década de los 30as. Los grupos conservadores del país, lo impidieron. Finalmente fue hasta 1953 cuando se logra el reconocimiento a nuestros derechos políticos.

Ese fue el inicio –con los antecedentes históricos de algunos estados de la República en que se fue reconociendo este derecho exclusivamente para elecciones municipales, Puebla entre ellos- de un largo camino que muchas mujeres y hombres en este país y en este Estado hemos recorrido.

El movimiento amplio de mujeres para lograr que más mujeres participen en condiciones de equidad, encausó diferentes estrategias muchas veces inimaginables para nosotras mismas, desde las cuales fuimos abordando una serie de temas con un plan de acción eficaz para el adelanto de las mujeres en todas partes y en todas las esferas de la vida pública y privada, así, fuimos tejiendo la visibilidad de temas fundamentales para las mujeres, la salud sexual y reproductiva, los derechos a la educación, la violencia al interior de las familias o los derechos laborales, entre otros, y construyendo una agenda feminista.

Incorporamos también  nuevos conceptos, género, igualdad, equidad, discriminación, acciones afirmativas o cuotas, surgidos de los análisis, estudios y debates arduos en las cuatro conferencias mundiales sobre la mujer convocadas por las Naciones Unidas en el último cuarto de siglo, y en muchos más encuentros feministas. Cómo olvidar que fue precisamente en México donde se llevó a cabo la primera de ellas en 1975 donde el tema central fue la condición jurídica y social de las mujeres.

Ello unió a las mujeres mexicanas y a la comunidad internacional en apoyo de un conjunto de objetivos comunes y se fueron tejiendo como antaño alianzas entre mujeres, incluso con aquellas que aunque no compartiesen ideología, compartían la lucha por los derechos.

Bien resume Susana Pastor en el reciente Congreso  Internacional Feminista celebrado hace unos días en Buenos Aires, Argentina; tres etapas de lucha: en el primer siglo utopías, en el segundo creación de leyes y en el tercero conseguir que las mujeres apliquen las leyes.

Y sin embargo la brecha entre los avances formales y reales sigue abierta.
El ejemplo claramente lo tenemos en México especialmente en la última década, las conquistas históricas de los derechos adquiridos de las mujeres están siendo violentadas, pareciera que quieren borrarlas, por eso hay que recordarlas y recuperar el debate.

Voy a referirme únicamente a la representación de mujeres en los Congresos y con ello recordar las interrogantes que fuimos construyendo para responder a ese cambio social que se generó a partir de la conquista del derecho a votar y a ser electas ¿Cómo conseguir un mejor equilibrio de géneros en la representación política? ¿Porque es importante que haya más mujeres en los Congresos? ¿Qué factores han contribuido a fomentar una mayor equidad en el acceso de las mexicanas a los puestos de elección popular? ¿Cuáles son los obstáculos que enfrentan? ¿Ha habido impacto desde su incorporación en las prioridades legislativas? Muchas de las respuestas las podemos encontrar cuando exploramos la teoría de género, donde encontraremos que es imperativo que haya más mujeres participando, ya que su ausencia o sub-representación es inadmisible en sistemas que se precien de ser democráticos y representativos, pero también muchas investigaciones de especialistas hombres y por supuesto mujeres, demuestran que su incorporación en los congresos se traduce en un cambio, ya que son ellas las que incorporan la agenda social y de equidad convirtiendo lo personal en político.

Sin embargo la apertura formal no ha significado una inclusión real y efectiva, los obstáculos que enfrentamos siguen teniendo factores culturales, socioeconómicos y hasta institucionales que impiden que exista un equilibrio de género en la representación, por ello, en nuestro país como en otros, se establecen las acciones afirmativas, aceptadas internacionalmente para impulsar la inclusión de mujeres en la vida política.

Y si en este país es a través de los partidos políticos que se postulan candidatos, pues empezamos por nuestros partidos políticos incluyendo dentro de los estatutos el concepto y precisando porcentajes, primer paso para modificar la composición por sexo en los mecanismos internos para seleccionar candidatos de cada partido político.

Paralelamente impulsamos este concepto trasladándolo al Código Federal en materia electoral y armonizándolo a los Códigos electorales de los estados de la República, con sus particularidades en cada uno. En Puebla esta obligación la prevé el artículo 201 “…A fin de promover la equidad entre géneros en la vida política del Estado, en ningún caso podrán postular a cargos de elección popular, un porcentaje mayor al setenta y cinco por ciento de candidatos propietarios de un mismo género para integrar el Congreso del Estado y los Ayuntamientos de la Entidad”.

Proceso que ha llevado 57 años.

Ahora bien  aún cuando la ley lo obliga, resulta que muchas veces las mujeres al interior de los partidos requerimos de la “disposición” del  partido político para lograr ser nominadas ya que se valen del pretexto de la determinación de los procedimientos internos de selección de candidatos/as, para excluirse de esta obligación.

Esto es lo que justamente sucede en la coalición “Compromiso por Puebla” que suma al PAN, PRD, Convergencia y PANAL.

Resulta que en franca violación a la Ley, al registro de candidatos/as a cargos de diputación por el principio de mayoría relativa en los 26 distritos locales electorales solamente registraron a 5 mujeres “omitiendo” cumplir con lo que señala el artículo 201 del Código Electoral del Estado lo que sin duda representa un agravio, que por encima de los partidos políticos es fundamentalmente en contra de las mujeres.
Por supuesto este agravio fue reclamado por la vía legal en un recurso de impugnación que se presentó en tiempo y forma ante el Instituto Electoral del Estado, quien en base al procedimiento lo remitió ante el Tribunal Electoral del Estado que es la autoridad resolutora.

El Tribunal resolvió declarar fundado este agravio, revocar el acuerdo del Consejo General del Instituto Electoral del Estado, y ordena a la Coalición Compromiso por Puebla cumplir con la cuota de género.
No omito señalar que esta “omisión” viola también los artículos 4,41 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 2 y 7 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; el artículo 2 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación; el 1, 6, 17 párrafo primero, 25 inciso e), 36 fracciones III y IV de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, así como el 4 y 38 párrafo I s) del Código Electoral Federal de Instituciones y Procedimientos  Electorales, 89 fracción II, XIX y XXII, 201 y 348, 350 354 del Código Electoral de Puebla.

Lamentable por todo lo referido, la declaración ante los medios de comunicación del señor Presidente del PAN -cuando tuvo conocimiento de este Resolutivo del Tribunal- señalando que prefieren pagar la sanción económica, que cumplir con la ley. En eso seguramente valoró el precio de la conquista histórica por los derechos políticos de las mujeres que ha llevado un proceso de 57 años. 

¡Claro!  Ya se arrepintió y acaba de solicitar una prórroga ante el Tribunal Electoral para que “le aclare cómo acatar este resolutivo”, ya que  “cómo va a violar los derechos políticos de sus candidatos que ya están en campaña”

Respetuosamente respondería al señor Presidente del PAN, que lo resuelva pensando de la misma manera en la que fácilmente evadió su responsabilidad de “promover la equidad entre géneros en la vida política del Estado” haciendo a un lado a las mujeres de su partido y a las mujeres de los partidos políticos que conforman su Coalición violándoles también a ellas sus derechos políticos; así fácilmente, pero que cumpla con la Ley.

Y podrán recordarnos las prácticas recientes de las “juanitas” y con ello seguir intentando justificar su violación a la ley, ante ello parafraseo el contenido de ese enriquecedor libro “Elogio de la Traición” de la autoría de Denis Jeambar y Yves Roucaute, y a partir de que en este caso, son cuatro los partidos políticos coaligados en Compromiso por Puebla señalo “cuatro traiciones al servicio de la “democracia” se unen  y fusionan en un átomo democrático de solidez inusual, porque ha sido concebido por “estadistas” a los que en un principio separaba todo”

Por ello los convoco a evitar exacerbar el sentimiento de que los hombres y las mujeres son adversarios políticos y que las mujeres, con las cuotas de género arrebatan los puestos a los varones,  ya que se ha demuestrado que han sido los partidos políticos los más renuentes a ampliar los espacios de decisión de las mujeres. 

Porqué no mejor se suman a construir los cambios estructurales al interior de los partidos políticos que permitan dotar a la política de herramientas para alcanzar un entorno más sensible al género, abatiendo con ello las barreras formales que impiden la competencia equitativa entre hombres y mujeres y eviten  esa doble debilidad que generan.

Y a la voz femenina que se levantó en defensa de esta violación comentarle que sin duda, muchas veces, lamentablemente  las propias mujeres no nos asumimos colectivamente; sin embargo los partidos políticos que se precien de ser “representativos y democráticos” aún los más conservadores en el mundo, reconocen que la contribución de las mujeres no solo es necesaria, es también indispensable.

Y si queremos abundar solo en lo electoral no olviden que en el estado de Puebla, las mujeres representamos nada más, pero nada menos, que más de la mitad del padrón electoral y votamos.

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H. Congreso del Estado Libre y Soberano de Puebla
LVIII Legislatura
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